La zona ribereña, donde se pueden apreciar las paletas multicolores de las viñas plantadas en esplendidos anfiteatros y a media encuesta, es también zona de paseo pedestre obligatoria. Los sonidos del agua, el chirriar de las aves, o la brisa del viento que parece componer música al tocar el follaje de los árboles, ajustan los acordes que armonizan todos los sentidos.